Perversa, Mala, Demente, Materialista…
Mala, perversa, materialista…
Sin embargo, en la tendencia del movimiento artístico dominicano, estos sobrenombres son asumidos por las mismas mujeres que no reparan a la hora de llamarse de forma despectiva o polémica, como Diomary La Mala, La Perversa, La Demente o La Materialista.
Son sinónimos que contradicen lo que se supone debe de ser la mujer, pero ellas se han apoderado de aunque, trayendo consigo opiniones contradictorias acerca de lo que podría ser mensaje denigrante escondido detrás de una doble moral que se vende como empoderamiento femenino.
La Perversa
Si mencionan a Denisse Michelle Tejeda quizás muchos no sepan de quién hablan, pero al llamar a “La Perversa” más de uno puede identificar a la cantante urbana y bailarina dominicana que en más de una ocasión ha sido tendencia por diferentes escándalos que le hacen honor a su nombre artístico.
Los motivos por los que Denisse decide autoproclamarse como perversa son desconocidos, sobre todo diciendo siempre que “viene de una familia con valores cristianos que quiere promover”. Sin embargo, las escenas virales de pleitos por supuesta infidelidad, chismes o escenas con connotaciones sexuales parecen el pan de a día para la dembowsera de 20 años.
La Real Academia de la Lengua Española define una persona perversa como una que “obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello” y la sonrisa de la intérprete de “Ay Papi” al romper las normas sociales podría ser un gran indicio.
La Materialista
“Más que por ser materialista, mi nombre es porque materializó todo lo que sueño”, sostuvo la intérprete de “Las Chapas que Vibran” durante una entrevista con este diario en el 2011.
Aunque resulte extraño, el nombre “La Materialista’’ se lo dio a Yameiry Ynfante Honoret su propio público gracias al primer tema que lanzó junto al grupo en el que dio sus primeros pasos, que llevaba ese mismo título.
Una persona materialista es descrita como alguien excesivamente preocupada por los bienes materiales, desinteresada de lo que va más allá de aquello que pueda tener un valor económico.
Llamar a alguien materialista nunca ha tenido el visto bueno, no obstante Yameiry le voltea completamente el concepto moldeando a su gusto.
“Más que un nombre y un cuerpo, hay una artista con sentimiento capaz de sobrepasar la belleza física”, expresó en una ocasión.
La Demente
Hace unos meses atrás el nombre “La Demente” resultaba compleamente desconocido, sin embargo las situaciones que la han hecho viral ligadas al interprete urbano Rochy, su pareja, la han puesto en el ojo publico cuestionando la procedencia de lo que se señala como un apodo despectivo.
No obstante, a pesar de conocer el significado de la palabra demente, Esteisi Peña explico durante una ocasión que ella misma se puso el seudonimo La Demente.
“No le paro a na’, uno nació y se va a morir y me puse La Demente. Yo soy loca, fundía, rulay”, respondió en una entrevista en Alofoke Radio Show al detallar de donde surgió dicho nombre.
Diomary La Mala
Diomary Celeste Castillo se hace llamar “La Mala”, pero la connotación de esta palabra en este caso no se aplica como suena. En realidad son siglas que la describen a la perfección: Mujer, Auténtica, Luchadora y Activista (M.A.L.A). Y gracias a su talento vocal y su fuerza escénica y su propuesta artística ha logrado convertirse en una de las buenas dominicanas que llenan de orgullo el canto dominicano.
Vickiana
La RAE especifica que una maldición es una “imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño”, por lo que no habría razones para entender porque Vickiana se auto-denominaría como “La Maidita”.
La cantante, con un intenso auge en la escena artística que data durante la década de los 80, se hizo popular por su calidad interpretativa, pero sobre todo por atreverse a mostrarse extremadamente liberal en los escenarios por lo que fue tildada como “La Maldita y La Sensualisíma”.
Los desenfrenos escénicos de Ana Victoria la llevaron a ser figura popular a ritmo de balada y bachata imponiendo una tendencia de mujeres a las que les importa cada vez menos parecerse a lo que la sociedad exige de ellas.